XLII. EL GOLPE DEL 76
Los rehenes no pudieron escribir sus memorias
en el libro del porvenir.
Los sollozos cautivos fueron cantos de pájaros.
Las voces sin aliento continuaron en secreto
y en la llanura se desangraba un árbol.
Siguen en las sombras
rumoreando las estrellas
que adivinaron el silencio.
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