CAMPOS
CARMESÍES
Aquellas
lágrimas escondidas
adentro de una hoja de álamo
son
palabras peregrinas
que
esparcen el almizcle de las diamelas.
Ahora
mi cuerpo es viento
respirando pena.
Toda
mi gente yace sobre las sombras de las aguas.
Oh,
Dios.
Dios
del Silencio.
Danos
en el alba
el resurgir de
nuestros campos carmesíes.
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