EL CORAZÓN DE UN HOMBRE ES SU PROPIO DIOS
En el principio
el trono
de Dios iluminaba el reino.
En el tic tac el
cuerpo se expandía
y se impregnaba el universo.
En el origen de los tiempos
el corazón era el rey. Sol y fuego.
Timonel de la luz y de la vida.
Así como en el santo Graal
la sangre era un brebaje sempiterno.
Tal vez en un lugar escondido
una fórmula mágica quedó grabada en ese amuleto
Esa célula amurallada
es chispa de luz
es templo
de mi ser.
Aquellos pensamientos secretos
son visiones que desvelan el misterio.
Ahora el ojo del corazón contempla piensa decide
Por qué amar
de corazón hasta el último suspiro
Ay, mi
corazón, serás el último en morir.
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