EL GRITO [1]
Como un corazón alrededor del cuello
se posa sobre los hombros
busca una mirada hacia los otros
cuando
la mano se expande
los dedos ocultan la otra mano
mientras
la respiración nutre los hilos rojos
que ciñen el cuerpo
líneas
pliegues
arabescos de hierro
van subiendo la pendiente
Abajo
vetas de madera
sostienen el temblor de la melodía
El grito amputado-mutilado-arrepujado
tras la sombra del laberinto
se evanesce
por el aire celeste
De su libro: Diario de Rosalind Schieferstein
[1] Juan Gris, La Chanteuse.1925.Óleo sobre tela 92x 65 cm
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