LOS VAMPIROS NUNCA ENTRARÁN EN LA TORRE DE BABEL
Son ellos son ellos
los que acosan
los que urden y persiguen
Esos muertos endemoniados
beben nuestro elixir
merodean nuestras auras
nos asaltan
con voracidad
El hambre espeluznante
destruye la pasión
La tormenta de fracasos
desvanece el ser
La codicia es un arma fatal
que se quiebra en los instintos
del Infierno
Todo queda derruido
Son los muertos sin deseo
De su libro: “Diario de Rosalind Schieferstein”
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