DOS CUERPOS
En una vitrina veo dos cuerpos idénticos
enfrentados
que yacen en el ataúd con marcos
de ébano.
Lucen vestidos de encaje blanco
con chales de seda
azul, verde, turquesa
la cabeza cubierta
el manto caído
oculta las mejillas de marfil y porcelana
Y tú viajas
en
una nave espacial.
No puedes gobernar el timón
quieres ascender y te detienes.
Corres, corres, corres
Te deslizas,
te sujetas de los barrotes,
acaricias la madera suave
Pisas los peldaños de mármol
te impulsas por el barranco
capturando el destino en el goce eterno y supremo
Y ahora
giras el rostro luminoso
miras con los ojos de asombro
en el instante
en
que el fulgor de las estrellitas
estallan
en el espacio cotidiano.
Vuelves a ver la luz
en el eco de la transformación.
Hay un aire suspendido en los rostros duplicados
por esos cuerpos quietos
debajo
de los paños agobiantes
Al fin el torso en grietas
está desnudo.
El tejido de tus ropas
ha caído
y desoculta el pecho
aprisionado
Él te ve,
escuchas
voces añoradas
te vas acercando con tu lento andar
trepando las columnas salomónicas.
Y en los frisos de estelas funerarias
se dibujan las figuras de Zeus y Hera
en el Olimpo y en el Jardín de las Hespérides
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