PALABRAS PARA LA PRESENTACIÓN DE NO SABRE EL FINAL DEL TIEMPO.
MUSEO DE ARTE ESPAÑOL “ENRIQUE LARRETA”
Jueves 5 de junio de 2014.
Llegó el día de
presentarles No sabré el final del
tiempo.
En esta noche
jubilosa, en ocasión de este encuentro que nos congrega. Ustedes son las perlas
y gemas atesoradas a lo largo de mi vida, cada uno podría representar los
hexagramas como en el Libro de las Mutaciones.
Esta armoniosa reunión se podría asimilar a un ritual de consagración de
votos por la Poesía ,
la bella amada y amante, que nos sacude el alma y nos brinda la salvación al
dolor y sufrimiento de la humanidad.
Me gustaría
compartir con ustedes algunas reflexiones sobre tres cuestiones primordiales
que me han preocupado en mi existencia: la Palabra ,
la Belleza , el Amor,
(asuntos que fueran abordados filosóficamente a través de la historia).
No es mi
intención ofrecer una lección sobre dichos temas, sino únicamente expresar aspectos
de mi postura en relación a mi tarea literaria.
Surge la mente.
Muchas veces, en torbellino.
La mente es el
resultado del tiempo, el tiempo es la palabra, la palabra es pensamiento.
¿Qué sucede en la
mente? Acaso se enturbia cuando se genera el pensamiento, cuando el pensamiento
engendra el miedo, el miedo a la muerte, que encierra y captura en si misma
todos los miedos de la condición humana.
El tiempo que es
pensamiento tiene todas las intrincación es y sutilezas del miedo.
En esa búsqueda
intensa, es imprescindible encontrar la palabra justa, precisa, exacta que dé
cuenta de la veracidad, que refleje la alianza perfecta entre cuerpo y alma, la
coherencia entre nuestro pensar y actuar, que nos libere de ese miedo
aterrador.
Observamos lo que
es, los hechos de nuestro alrededor, a veces damos testimonios, evocamos sueños y deseos.
¿Por qué la Belleza ?
Un concepto difícil de definir, de delimitar. No alcanzaría para encuadrarla,
considerar la Belleza
existente en las obras de arte, hechos por el hombre: un cuadro, una pintura,
una escultura, un templo, un poema, una cantata, una sinfonía, entre otros.
Podría intentarse, si se aproxima la
Belleza más allá del sentimiento, esa Belleza que se parece a
una llama ardiente, que destruye todo lo que es falso.
Lo auténtico, lo genuino, lo natural, lo
espontáneo que nace del corazón, con el cuidado y el esmero de un ser que ha
cultivado su espíritu y su inteligencia.
Pensamos mucho
sobre el Amor, nos debatimos entre
el deber y el deseo, sin saber muy bien qué significa el amor. ¿Es acaso amor
lo que está ligado únicamente a nuestros sentidos o a los recuerdos de dolor y
placer? El amor es diferente de la emoción, que nos mueve a reaccionar positiva
o negativamente ante una situación que nos agrada o no nos gusta.
El amor es una
llama sin humo, una llama fresca, creativa, jubilosa.
¿Es posible amar
así, sin pensar en tantos
condicionamientos?
Todas estas
divagaciones me indujeron a trazar un camino, intentando rastrear alguna
respuesta. Hallé en la poesía un camino como forma de autoconocimiento, como
una disciplina interior y no como mero sentimentalismo.
Como si me tomara
el pulso a mí misma, buscar en el alma, indagarla, inspeccionarla, tentarla,
conocerla.
La violencia, en
sus diferentes manifestaciones ambientales, sociales, económicas, políticas,
oprime al ser humano, lo conduce a cometer acciones inadecuadas, que lo alejan
del Noble Sendero.
La palabra
poética no solo se limita a la mera denuncia testimonial, sino que ahonda a
niveles superiores de conciencia, a fin de iluminar, irradiar el sentido de
trascendencia.
Podríamos
sostener, siguiendo a Carl Jung, que acaso ¿El propósito de la existencia
humana es encender una luz de sentido en la oscuridad del ser?
MUCHAS GRACIAS!
CRISTINA PIZARRO.
Buenos Aires, 5 de junio de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por dejar su comentario. A la brevedad lo podrás leer. Cristina.