“NO SABRÉ EL FINAL DEL TIEMPO”
PRIMERA PARTE
OBERTURA
“El cielo y la tierra no son benevolentes; para ellos, los
hombres somos como perros de paja”. Tao
Te King de Lao Tsé apartado V.
“Conocer a los demás es inteligencia, conocerse a sí mismo
es clarividencia. Vencer a los demás es fortaleza, vencerse a sí mismo es la
victoria.” Tao Te King de Lao Tsé
apartado xxxiii
“El vago azar o las
precisas leyes
que rigen este sueño, el
Universo...”Borges,
In memoriam (Alfonso Reyes).
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GALATEA
I
En la campiña de los dioses,
entre pájaros y flores,
se vislumbraba la soledad turbia.
Un hombre había enterrado su deseo.
Soledad
blanca
Vacío que huye
´La
nada sola estará conmigo
La nada
me acompañará´.
Con aquel
arte milagroso,
el rey de Chipre cinceló una bella estatua de
marfil.
Perlas y
gemas engalanaron sus vestidos
en el día de la fiesta.
Las lágrimas de ámbar cubrieron los álamos
que bordeaban las orillas.
II
Pigmalion me contemplaba.
Su pasión fue creciendo.
Quiso sentir mis labios,
acariciar mi cuerpo blanco.
Afrodita me transformó.
Ahora estoy viva.
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DE TEMPORUM FINE COMOEDIA
No sabré cuándo fue el inicio de los seres.
Acaso quedará en el misterio
la primera muerte
el hallazgo de los huesos sepultados en las cavernas milenarias.
No sabré el final del tiempo.
Las sibilas predijeron sus terroríficas visiones,
la
purificación por el fuego.
Los anacoretas nos dieron un rayo de esperanza.
Orfeo nos cantó
en sus himnos las reminiscencias de ese mundo arcaico:
los sueños de los dioses.
Nada sabré sobre
la inutilidad o la utilidad del ser humano
en su búsqueda del amor.
Yo sólo sé que estaré en el sendero que
lleva a la eternidad.
Y allí
mi espíritu se transformará.
Sin culpa.
Sin pecado.
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MI SOMBRA
Te encuentro, sombra, en los umbrales del Infierno,
allí, en la noche oscura de mi alma
donde la ira y el miedo sacudieron la lava y
esparcieron las cenizas.
Cuando la mente se turba en ese ostracismo
hipnótico
las escenas violentas se suceden con prisa,
condensadas en la figura de grifos y centauros.
Te encuentro, sombra, en el alter ego de mis
pasiones
en la hondura de deseos y rechazos
en ese pozo de agua que refleja mi ser.
Te encuentro, sombra, donde no quiero estar
en la llama de la incertidumbre
en el arrojo de la herida sangrante
en la tempestad que deja las huellas de la muerte.
Te encuentro, sombra , en el instante fatal del desenfreno
en el desequilibrio de la noche y el día
en los signos del horror
en la ausencia del otro
en el goce de la melancolía
en el vaivén de los celos
cuando el yo azotado se desvanece en el
misterio.
Te encuentro, sombra,
en la soledad.
Cuando no puedo escuchar el silencio.
Te abrazo, sombra,
después de haberte arremolinado en mi cuerpo
de señalarme las marcas
de mis pasos
en la c o m u n i ó n.
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