OBERTURA SUBLIME
Aquella guillotina magnetizó el
coraje
devorando mis nubes embrionarias.
Algunas perlas
yermas
permanecerán náufragas
en el pozo.
El fuego bebe un narcótico aire
y, encadenado
en un espejo milagroso
prosigue su viaje.
Eriza peñascos de lentejuelas.
Ahora,
en la intangible levedad de no
estar
escucho al nigromante
pronunciando
la extraña voz de tu deseo.
Vuelves a ser. Eres tú.
Con tu cuerpo cincelado en oro y
esmeraldas.
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Muchas gracias por dejar su comentario. A la brevedad lo podrás leer. Cristina.