lunes, 26 de noviembre de 2012

FILIGRANA






FILIGRANA


Una muralla de rocas memoriosas te flanquea
en las  fisuras compasivas
que derrumban los confines.

Nuestro Dios está
en prisión
                ante la defensa satánica.

Tú, yo, los otros
temblamos
nos estremecemos
y ahora naufragamos
en el reino del soberano y el pueblo.


Mi cuerpo es una piedra de jaspe verde
que se ovilla en la mente confusa
Tu cuerpo es el cáliz esmeralda
que cobija la sangre del Dios encarnado.

Mientras hablamos me acurruco en la maraña atroz
en este instante que tejes tu deseo con el hilo de oro
y nuestro sexo se religa en la fe.

En el último cielo
encontraremos la fama
más allá del poder de las armas
porque el dinero destruye el amor.

El vino en la taberna
nos transforma en sagrada oración.

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