lunes, 26 de noviembre de 2012

YO, SOCRATES





YO, SOCRATES


Estoy aquí
porque beber la cicuta fue un engaño
que encarceló el enigma de mi sombra.

Porque en aquella travesía retorné al origen,
separé las malezas,
                  encontré una brizna de oro.

Porque sentí en mi pecho el roce de una pluma irisada
y el tornasol de la montaña anunció la quietud.

Porque el canto del aire fue escuchado por la estrella.

Porque el perfume del almendro hechizó las borrascas.

Porque el sol incineró mis alas que buscaban el cielo.

Porque cuando la luna fue un prodigio del silencio
escuché una serenata de luciérnagas.

Porque celebro con los ojos la escritura en cada piedra.
Porque indagué en la duda la búsqueda del ser,
estuve tan cerca de la muerte
pero triunfó la vida.

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